Sin Nombre
Norah y Magdalen Vanstone son dos muchachas pertenecientes a la aristocracia rural en la Inglaterra de 1846. Su mundo se destruye cuando, al morir su padre, descubren que son ilegítimas: se convierten en hijas de nadie. Pierden todo lo que poseen a manos de un pariente. Cada una de ellas se enfrentará de una manera a esta pérdida: Nora, resignación, Magdalen, venganza.
La novela comienza con la presentación de las hermanas Vanstone. Norah de 26 años. Su aspecto es muy común, morena y de ojos marrones. Es muy seria y callada, guarda todo lo que sienta para sí misma, no sabemos lo que piensa. Magdalen es todo lo contrario. Se encuentra en la flor de la vida a sus 18 años. Su belleza asombra a todos los que la conocen, lo mismo que si alegría y dulzura. A primera vista podría parecer que es Norah quién optaría por el camino de la venganza. Me sorprendió descubrir que era Magdalen.
Resulta lamentable descubrir como, por una serie de minucias legales, dos inocentes se ven privadas de algo tan elemental como es su nombre. No creo que exista nada peor que verse privado de algo tan esencial. Más si tenemos en cuenta la época en que se desarrolla la novela. Los hijos ilegítimos constituían lo más bajo de la sociedad.
La novela me ha encantado. Sus más de 700 páginas se me han hecho breves, no podía para de leer. No podía dejar de lamentarme por la cuesta hacia abajo a la que se dirigía Magdalen. Se me encogió el corazón muchas veces por su sufrimiento. Su alma y su cuerpo se van desgarrando conforme avanza en sus planes. Resulta terrible, por su expresividad, la lucha que sostiene entre el bien y el mal. El mal se impone, y con él una carga inmensa. No le importa nadie ni nada, que no sea recuperar lo que cree que le pertenece (”He perdido el amor propio. En otro tiempo hubiera preferido morir antes que hacer ciertas cosas, sólo de pensarlo se me hubiera helado la sangre. Ahora ya no me importa si las hago o no. Yo no significo nada para mí misma. Supongo que he perdido algo. ¿El qué? ¿El corazón?¿La conciencia? No lo sé. ¿A quién le importa lo que haya perdido? Ya no está, punto final”). Su caída en esta vorágine de autodestrucción constituye el núcleo de la novela. Lo sorprendente, a mi parecer, es que no podemos odiarla. Wilkie Collins esboza magníficamente a este personaje. Es una de las mujeres más fuertes que he encontrado en mis lecturas.
Magdalen para ejecutar sus planes adoptará múltiples personalidades falsa, realizará acciones impresionantes y no tendrá inconvenientes en engañar a multitud de personas. Me reí mucho con su interpretación de la Srta. Garth (institutriz de las hermanas Vanstone)
En su camino hacia la venganza contará con la ayuda de un peculiar personaje: el Capitán Wragge, un experto timador (“agricultor moral”, según él) Es un personaje graciosísimo. Creo que si lo conociera también yo me dejaría embaucar, ya que tiene mucha labia y encanto. El Capitán Wragge anota todos sus timos en un libro, de la misma manera que hace con sus identidades.
Una cuestión muy interesante de la obra es el azar. A lo largo de la misma no dejaba de maravillarme por su intervención. Desde el inicio, con una misteriosa carta recibida en el hogar de las Vanstone; hasta el final, con un decisivo encuentro en Londres.
A lo largo de la novela también podemos conocer a multitud de personajes muy interesantes. Destaco por su importancia, a George Bartram y el Capitán Kirke.
Cómo puede observarse la novela me ha encantado, no le falta ni le sobra nada. Vivimos penas pero también hay alegrías. No todo es dolor en la historia de Magdalen.
Sin Nombre (1862)
Wilkie Collins
Alba
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