Posesión
1986, Roland Mitchell es un hombre gris que pasa sus días sin pena ni gloria entre las paredes de un oscuro departamento universitario. Sin dinero y sin expectativas de futuro, su vida da un giro de 180 grados; cuando por azar encuentra unas cartas amorosas del famoso poeta prefaelista Randolph Henry Ash. Comienza a investigar y descubre asombrado a la misteriosa destinataria de las misivas; la poetisa Christabel Lamotte, gracias a la profesora Maud Bayle. Juntos se lanzarán a la aventura de desentrañar el pasado de estos famosos poetas, mientras su relación va complicándose.
Me ha encantado la novela. Había oído multitud de cosas buenas acerca de ella y temía verme decepcionada. Sin embargo la novela ha sobrepasado ampliamente las altas expectativas que tenía. Narrada en dos tiempos nos cuenta la historia de dos parejas. Presente con Ronald y Maud. Pasado con Randolph y Christabel. Las dos historias transcurren de manera paralela a lo largo de la novela hasta el final en el que ambas convergen.
Me han gustado mucho las dos, aunque me quedo con la de Randolph. Que pasión tenían entonces las historias de amor. El amor siempre era intenso, extraordinario; como una ola que rompe con fuerza contra el acantilado, como el viento que abre la muralla cerrada. Me sobrecogen y me encantan la profundidad de estos romances. Frente a esto, el presente es siempre frío, blanco, aséptico.
Resulta sorprendente que el mundo de 1858 sea un mundo ficticio. Fue enorme mi sorprenda cuando me metí en internet para averiguar más de Ash, y descubrí que no existía. Antonia Byatt había sido capaz de crear una ficción tan perfecta que lo que nos resulta increíble es que sea precisamente eso, una ficción. Construye para nosotros los lectores, todo un mundo de personajes, hechos, lugares. Lo más interesante, las poesías que la propia autora pone en boca de los poetas.
Muy interesante por último el triple sentido que podemos darle al término posesión. En primer lugar como tenencia material; Ronald se considera dueño de las cartas por haberlas descubierto. En segundo lugar como apropiación ;los biógrafos llegan a identificarse tanto con el biografiado que ya no se sabe quien se apodera de quién, si el vivo o el muerto. Se produce una identificación tal que el biógrafo abandona su propia vida. Por último, tenemos el sentido amoroso del término. Conquistar al ser amado, conseguir el corazón del otro y a su vez otorgar el nuestro.
Posesión
A.S. Byatt
Anagrama
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